(En construcción. Temas para desarrollar)
El ambiente en el aula.
Aunque, ahora, se trate de un curso de ESCRITURA FORMAL,
los conceptos relativos al ambiente de la clase son los mismos que en escritura
creativa. La expresión personal tiene que fluir en un medio de respeto y
colaboración. El acoso en grupo, la ironía, la risa inoportuna acerca del
trabajo del compañero, tienen que ser desterrados. Todo el mundo tiene que
tener la oportunidad de leer sus trabajos, a nadie se le debe obligar. Se
invita, nunca se fuerza. Los comentarios críticos individuales deben ser
siempre positivos.
El sistema de correcciones. Los pactos. Los emoticones.
Los signos de las correcciones tienen que tener un
carácter, más que coercitivo, colaborativo. Esto debe expresarse a la hora de
su instauración pactada y revisada. Colores, signos, emoticones, que los
alumnos proponen o aceptan para facilitar el progreso hacia la composición
final
La corrección-colaboración en mitad del trabajo.
La corrección final es sancionadora, no operativa, no se
hacen prácticas con ella, no es útil en el proceso de aprendizaje. La
alternativa es la corrección-colaboración que debería hacerse en el momento
álgido de la creación, próxima a los primeros pasos del proceso. Puede darse
una segunda corrección-valoración, antes de la composición final, que atienda
solo a los aspectos propuestos.
El proceso de escritura. Mejor con muchos pasos.
Se ha constatado que, cuanto mayor es la experiencia o la
profesionalización, mayor es el número de pasos o de etapas que utiliza el
escritor. Tales como: notas, ideas sueltas, esquema, sinopsis, ensayo de nueva
ordenación, primera redacción, revisión o lectura en voz alta, nuevas
redacciones, etc. Todo lo cual no es contrario a la necesidad de cuidar con
esmero la espontaneidad. Al contrario: cada paso debería suponer una
oportunidad para incluir nuevas ideas.
Explicar todo por medio de ejemplos.
Las formas narrativas y gramaticales más complejas aparecen
como algo sencillo y asequible cuando se presentan por medio de ejemplos, por
medio del uso contextualizado. Es importante, a la hora de proponer una
actividad, no hacer solo el planteamiento teórico.
Primero la acción. Utilizar el error como gran acierto para
el aprendizaje.
Empezamos actuando sobre una base imitativa que la
explicación teórica posterior viene a aclarar. Podemos hacer múltiples
recorridos de ida y vuelta entre los ejemplos y los ejercicios realizados y las
explicaciones teóricas.
La pregunta a un alumno al azar para que tome decisiones,
alternativas. Nada de votaciones.
En la clase, debe haber un continuo flujo de comunicación y
participación. Más que un proceso de discusión de posturas enfrentadas y de
votaciones finales, con ganadores y derrotados, contrario a todas las teorías
sobre creatividad, deberíamos pedir decisiones sobre alternativas duales (o de
número limitado) a uno cualquiera de los alumnos, para aceptar su criterio.
También es necesario estar abiertos a la posibilidad de los cambios, de las nuevas
alternativas espontáneas que modifiquen el rumbo de los ejercicios.
El archivo final
El fin último de la clase, más que una nota, es
adquirir un bagaje de conocimientos, unas competencias. Esto se refleja en la
función de la colección final de trabajos acabados, que atesora el alumno y al
que puede acceder el profesor para las calificaciones.
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